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La descarbonización dispara la demanda de metales estratégicos

Metales estratégicos

En diciembre de 2020, la Comisión Europea aprobó el Pacto Verde Europeo. Esto implicaba que los países miembros se comprometían a la neutralidad de emisiones de dióxido de carbono para el año 2050. Más recientemente, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 reafirmó este mismo objetivo. Ahora bien, su cumplimiento exige una drástica transformación de la industria y la economía mundial, en favor de la electrificación.

Para empezar, es necesario impulsar la utilización de vehículos eléctricos, la mejora del almacenamiento de energía y, por supuesto, la generación de energías renovables. 

De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la capacidad instalada de generación de energía renovable con uso de metales debe incrementarse un 400% para el año 2030. Por su lado, la venta de vehículos eléctricos necesita multiplicarse por 18. Es la única forma de que se hayan alcanzado los objetivos de transición ecológica para ese mismo año.

En este sentido, hay una cuestión preocupante. Todas estas tecnologías se caracterizan por el uso intensivo de metales estratégicos, como el litio, el cobalto, el níquel, la plata o el platino.

Incremento en la demanda de metales estratégicos

Las estimaciones de la AIE señalan que un vehículo eléctrico requiere 6 veces más recursos minerales que un automóvil convencional. En el caso de los parques eólicos, esta cifra multiplica nueve veces la requerida por una planta de gas.

Según el reciente informe Global Metals Weekly”, publicado por Bank of America, la tasa de crecimiento anual en la demanda de los metales estratégicos podría situarse en el 25%.

La propia AIE estima que el consumo de metales tendrá un crecimiento anual de:

  • 3,6% para el cobre
  • 24,6% para el litio
  • 7,6% para el níquel
  • 18% para el cobalto
  • 2,5% para la plata
  • 3,3% para el platino

El resultado es que, durante las próximas dos décadas, la demanda de cobre y tierras raras se incrementará un 40%. Mientras, la de níquel y cobalto aumentará más de un 60% y la del litio se disparará un 90%.

Peligro de déficit perpetuo

Tan solo en el caso del litio, el ritmo de crecimiento de la demanda generará un gran estrés en los mercados. La oferta mundial de litio en 2020 alcanzó las 387.000 toneladas. Sin embargo, para el año 2030, la demanda podría alcanzar los 3 millones de toneladas. Esta cifra aumentará a 5 millones para el año 2050.

Hace escasos meses, tanto Macquarie Bank como Credit Suisse pronosticaron que el crecimiento de la demanda de metales provocará un déficit constante durante los próximos años.

Según sus estimaciones, el litio cerrará 2021 con un déficit de 2.900 toneladas. Sin embargo, en 2022 se incrementará hasta las 20.200 toneladas y en 2023 podría alcanzar las 61.000. Finalmente, este déficit podría dispararse hasta las 117.000 y 248.000 toneladas en 2024 y 2025 respectivamente.

En lo que se refiere al cobre y la plata, y de acuerdo con la AIE, estos metales podrían ver incrementada su demanda hasta los 4 millones de toneladas anuales. Esta cifra contrasta radicalmente con, por ejemplo, la demanda de 3.000 toneladas de plata del año 2020.

Multiplicación del precio de los metales

Semejante incremento de la demanda ya está generando el alza de precios en los mercados. El pasado mes de abril, la cotización del litio alcanzó el máximo de los últimos dos años hasta situarse en 11.664 dólares por tonelada.

Las tensiones del mercado sobre otros metales también son muy previsibles, por lo que la industria extractiva va a tener una gran responsabilidad.

Necesario incremento de la producción

Durante la última década, el sector mundial de la minería alcanzó una inversión en bienes de capital (CAPEX) de 99.500 millones de dólares. Tan solo para evitar los previsibles cuellos de botella, este sector va a necesitar incrementar su inversión hasta los 72.000 millones anuales.

Sin embargo, la inversión adicional para lograr suministrar el material suficiente con el que cumplir el objetivo de descarbonización podría suponer duplicar esta cifra.

En definitiva, la perspectiva de un aumento exponencial de la demanda de metales estratégicos plantea nuevos desafíos para el cumplimiento de los objetivos de descarbonización. La disponibilidad y seguridad del suministro se convierte así en una de las grandes incógnitas de los próximos años.

Actualidad Solunion