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Nuevos retos para las empresas españolas con actividad exterior tras la COVID-19

Actividad exterior

Según los recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), las exportaciones de bienes y servicios cayeron un 6,3% en el primer trimestre del año, respecto al ejercicio anterior.
Si bien son varias las circunstancias que han afectado a esta caída durante la primera parte del año, no se puede cuestionar que la crisis desatada por el COVID-19 está siendo un catalizador muy relevante.
De hecho, de acuerdo con las estimaciones del Banco de España, las exportaciones podrían caer este año entre un 13% y un 19%.

Principales barreras limitantes para la exportación

Las cadenas de valor globalizadas presentan un gran nivel de complejidad, por lo que aún es pronto para llegar a conclusiones.
No obstante, algunas asociaciones empresariales ya han comenzado a encuestar a sus empresas participantes.
Este es el caso del Club de Exportadores e Inversiones, cuyos socios representan el 20% del PIB español.
De acuerdo con la encuesta publicada hace escasos días, estos son los principales factores que están perjudicando a su actividad exportadora:

  • Restricciones de movilidad impuestas por los países.
  • Caída de la demanda exterior, como consecuencia de la recesión económica.
  • Menores ventajas en los instrumentos de apoyo nacional, respecto a los países competidores.
  • Problemas de liquidez de los clientes.
  • Peor imagen de la marca España en los países-cliente, debido a la incidencia de la crisis sanitaria.
  • Dificultades en la cadena de suministro.

El problema de la movilidad dificulta la labor comercial

El cierre de fronteras no solo ha afectado a las cadenas de valor. También está suponiendo un gran contratiempo para la prospección comercial exterior.

Cancelación de ferias internacionales

Tan solo en Europa, se han cancelado o aplazado más de 3.300 ferias comerciales.
Estos eventos suponen una herramienta clave en la labor comercial de las empresas españolas, que pueden concentrar sus esfuerzos de promoción y venta, en lugar de desplazarse a decenas de países de origen.

Prohibición de entrada a ciudadanos españoles

Por otra parte, decenas de países han llegado a prohibir la entrada de ciudadanos españoles a su territorio.
Eso implica una importante limitación en las operaciones de prospección y negociación. Esto se debe a que, en la mayoría de los países árabes y asiáticos, así como en el África subsahariana, el contacto personal es clave para el cierre de acuerdos comerciales.

Riesgo de impagos

El impacto económico de la COVID-19 puede afectar también a la capacidad de pago de los clientes de las empresas españolas exportadoras.
De hecho, ya está comenzando a detectarse un incremento en el retraso de los cobros.
Por norma general, las empresas están negociando prórrogas, con el fin de flexibilizar las condiciones de pago y oxigenar la situación financiera de sus clientes.
Sin embargo, no hay que olvidar que esta situación también puede propiciar una pérdida de liquidez por parte de las empresas exportadoras.

Problemas estructurales

Con independencia de los factores externos, España presenta ciertas deficiencias estructurales que pueden afectar a su capacidad de recuperación tras la epidemia del COVID-19.

Pequeña base exportadora

Aunque España cuenta con más de tres millones de empresas, tan sólo 52.900 entran en la categoría de exportadoras habituales, esto es, aquellas que han llevado a cabo operaciones de comercio en el exterior durante cuatro años consecutivos.
Además, el 67% de las operaciones de exportación son realizadas por tan solo 1.000 de estas empresas, lo que refleja un alto nivel de concentración.
Esta circunstancia reduce la capacidad de negociación y protagonismo de las empresas españolas, haciendo más difícil la resolución de las barreras al comercio exterior.

Escasa diversificación geográfica

Por otro lado, el 66% de las ventas en el exterior tiene como destino la Unión Europea, un mercado maduro, con reducido potencial para el crecimiento.
En consecuencia, es necesario abordar una mayor diversificación, para paliar la previsible caída de la demanda en múltiples países, así como las posibles restricciones aduaneras.

Ruptura de la cadena de suministro de los importadores

Las empresas importadoras también han tenido que hacer frente a un importante desafío.
Hay una gran cantidad de sectores, cuya cadena de suministro depende del exterior. Debido a la paralización parcial del comercio internacional y el cierre de fronteras, muchas empresas se han visto afectadas.
De acuerdo con un reciente informe del Banco de España, cerca del 30% de las industrias han visto mermada su actividad, como consecuencia de las dificultades para hacer acopio de suministros para sus cadenas de producción.

Positiva voluntad empresarial

Pese a las adversidades, las empresas españolas parecen resueltas a superar la coyuntura actual.
Según el informe “Informe Perspectivas COVID-19 (II Parte)”, publicado por KPMG y CEOE, el 50% de los empresarios encuestados tiene la intención de mantener su actividad internacional.

Actualidad Solunion