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Del apagón ibérico al cuello de botella europeo: desafíos del sistema eléctrico

Sistema eléctrico. Solunion

El sistema eléctrico español atraviesa una transformación histórica. Según el nuevo informe de Solunion sobre el sector de la Energía en España, en 2024, la generación renovable alcanzó un récord del 56,8% del mix energético, impulsada por la eólica (28,3%) y la solar fotovoltaica (12,9%).

España se consolida como uno de los países con mayor integración de renovables del mundo, junto a Dinamarca, Países Bajos y Grecia. Pero esta transición también plantea desafíos.

La paradoja de la transición: más renovables, más volatilidad

Los planes de descarbonización han impulsado una expansión sin precedentes de las energías limpias. Sin embargo, esta aceleración se está produciendo en un contexto de demanda aún débil y con una red eléctrica que no está lo suficientemente adaptada.

Durante la Semana Santa de 2025, España, pese a su limitada interconexión con el resto de Europa, llegó a exportar electricidad por el exceso de producción renovable. Sin embargo, la alta generación en un contexto de baja demanda generó desequilibrios en el sistema y episodios de precios negativos. Aunque no se puede establecer una relación directa, estos factores podrían haber contribuido a las condiciones que desencadenaron un apagón de gran escala.

Infraestructura saturada del sistema eléctrico: el gran cuello de botella

La principal barrera para una transición energética ordenada no es la falta de generación renovable, sino la ausencia de infraestructuras que permitan integrarla de forma eficiente. El sistema eléctrico español aún no puede evitar los llamados curtailments, la reducción forzosa de producción renovable incluso en condiciones óptimas. Esto es debido a restricciones en la capacidad de transmisión de redes o al exceso de oferta y baja demanda en momentos específicos.

El almacenamiento energético se presenta como uno de los grandes retos pendientes. Aunque el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) fija un objetivo de 22,5 GW de capacidad de almacenamiento para 2030, a cierre de 2024 todavía no se habían alcanzado 3,4 GW. Este desfase agrava la volatilidad y la congestión de red.

Precios bajos: alivio para el consumidor, presión para el sector

La caída de la demanda industrial, el auge del autoconsumo y la baja cotización de petróleo y gas han contribuido a un descenso de precios eléctricos sin precedentes. Esto beneficia a los consumidores, pero pone en jaque la rentabilidad de muchas compañías renovables.

Según el informe de Solunion, los bajos precios están afectando especialmente a pequeñas y medianas productoras fotovoltaicas y a comercializadoras independientes, menos capacitadas para resistir oscilaciones del mercado. En 2024, solo se registraron 28 insolvencias en el sector energético, pero se prevé un repunte del 15% en 2025.

Exportación e interconexión: luces y sombras del sistema eléctrico

España cerró 2024 con saldo exportador de electricidad por tercer año consecutivo, vendiendo energía a países como Marruecos, Andorra, Portugal e incluso Francia. Sin embargo, su interconexión eléctrica sigue siendo baja, lo que limita su capacidad de equilibrar oferta y demanda y de integrarse plenamente en el mercado europeo.

Modernizar la red: una urgencia estratégica

Para evitar un futuro apagón ibérico, es imprescindible acelerar las inversiones en transmisión, distribución y almacenamiento. Las infraestructuras actuales no están preparadas para gestionar picos de producción ni para garantizar estabilidad en momentos de sobreoferta.

En su informe Plug, baby, plug: Unlocking Europe’s electricity market, Allianz Trade, uno de los accionistas de Solunion, estima que, sin una expansión acelerada de la red, el PIB de la Unión Europea podría reducirse en 4,7 billones de euros hasta 2050.

Además, el informe destaca la necesidad de claridad y estabilidad regulatoria. La reciente cancelación de miles de proyectos renovables genera incertidumbre y puede frenar la rotación de activos y nuevas inversiones.

Conclusión: una transición a dos velocidades

España está demostrando liderazgo renovable, pero avanza en una transición energética a dos velocidades: la generación crece rápido y la red, más lenta. La paradoja es evidente: se produce más energía limpia que nunca, pero sin capacidad suficiente para gestionarla, almacenarla o exportarla eficazmente.

El desafío no es solo técnico o ambiental: también es económico. No invertir a tiempo puede tener un coste más alto que hacerlo. El futuro eléctrico de Europa se juega, en gran parte, en este equilibrio.

Actualidad Solunion

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