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La inflación de los fertilizantes amenaza las cosechas de 2023

Fertilizantes

De acuerdo con el Banco de España, el encarecimiento de determinados alimentos básicos se ha disparado a lo largo del primer semestre del año. Ahora bien, el aspecto más relevante, desde el punto de vista del riesgo para la economía, es que el 93% de las categorías de alimentos están experimentando un alza de precios. 

Esta es una circunstancia que no se había visto en escenarios de crisis anteriores y que pone de manifiesto el carácter transversal de la inflación actual.

Entre los principales factores de esta circunstancia, se puede identificar la sequía que afecta a buena parte del país, además del encarecimiento de los costes de producción en la partida de fertilizantes.

El encarecimiento del gas afecta al precio de los fertilizantes

El precio de los fertilizantes de síntesis, denominados NPK, se ha triplicado desde comienzos de 2021 hasta mediados de 2022. Esto se debe a que este tipo de fertilizante se fabrica a partir de nitrógeno, fósforo o potasa. La cotización de estos fertilizantes está indexada al precio del gas, el cual supone el 90% del coste de producción.

Debido a la profunda escalada de precios del gas en los mercados internacionales, estos fertilizantes nitrogenados, basados en el amoniaco o la urea, están cotizando en máximos históricos. El conflicto entre Rusia y Ucrania ha empeorado la situación. Numerosos fabricantes europeos han decidido paralizar la producción de amoniaco en varias ocasiones.

Sobra decir que el aumento de los costes energéticos es un problema que amenaza la viabilidad de numerosos sectores energéticos. En el caso de la fabricación de fertilizantes, el precio del gas ronda los 300 euros el megavatio-hora. Se trata de una cifra quince veces superior al precio medio de la última década, que se sitúa en 20 euros.

La paralización de la producción plantea un contexto de escasez que ha agravado la inflación en los fertilizantes.

Las sanciones a Rusia provocan escasez

Rusia es, junto a su aliado Bielorrusia, uno de los principales productores de potasa del mundo. Además, también era el mayor exportador de este fertilizante antes del conflicto en Ucrania.

En el año 2021, la Unión Europea importó un total de 2,9 millones de toneladas de amoniaco y 4,7 millones de toneladas de urea proveniente de terceros países. Entonces, Rusia era el segundo proveedor de estos insumos clave en la producción de fertilizantes. De hecho, Rusia, Bielorrusia y Ucrania acumulaban, antes del conflicto bélico, el 43 % de las importaciones de fertilizantes minerales por parte de la Unión Europea.

Tras las sanciones internacionales a Rusia y la paralización de la industria en Ucrania, el mercado ha sufrido un fuerte déficit en el suministro.

Posibles beneficiados en los mercados internacionales

Los fabricantes han intentado sustituir la potasa rusa con suministradores de amoniaco en Norteamérica y Australia. No obstante, el desabastecimiento es aún un grave problema.

En otros casos, se está optando por la compra de fertilizantes orgánicos, como el estiércol, o bien aquellos producidos por hidrógeno verde. Se espera que los productores canadienses de potasa dupliquen sus beneficios durante el presente ejercicio. 

Sin embargo, ni los volúmenes ni los costes de producción son sostenibles en el largo plazo.

Empeoramiento de las cosechas por el menor uso de fertilizantes

En este contexto de inflación, es previsible que los agricultores reduzcan el uso de fertilizantes para evitar un aumento desmesurado de los costes de producción. Sin embargo, esto podría dar lugar a una merma en la cosecha de esta temporada debido a que las plagas podrían obligar a desechar parte de los alimentos.

Teniendo en cuenta que los costes de producción de la cosecha ya se están viendo incrementados por el encarecimiento de los fertilizantes, una mala cosecha agravaría aún más la situación. Después de todo, una menor oferta de alimentos en el mercado trae consigo el encarecimiento de los mismos.

Política europea de neutralidad de carbono

Por otro lado, no hay que olvidar que las posibilidades de incrementar la producción europea de fertilizantes con unos costes sostenibles son bastante limitadas.

La normativa para la transición ecológica aboga por reducir las emisiones de carbono en la producción industrial. Sin embargo, los principales competidores del sector, situados en Rusia y África, no tienen que someterse a un régimen normativo tan estricto.

Esto supone que los productores europeos operen con cierta desventaja, en términos de competitividad, frente a productores extracomunitarios. De hecho, la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (Anffe) ha hecho énfasis en la importancia de proteger al sector frente a prácticas desleales de los competidores.

Medidas para reducir la escalada de precios

Para terminar, conviene repasar las medidas que se están barajando por parte de los gobiernos y las instituciones europeas. 

Entre ellas, la Comisión Europea propuso en julio la suspensión temporal de los aranceles sobre los insumos que se utilizan en la producción de fertilizantes nitrogenados. En este sentido, los representantes del sector agrícola han propuesto incluir la suspensión de las medidas antidumping sobre la urea nitrato de amonio proveniente de Trinidad y Tobago y Estados Unidos.

Estas medidas podrían facilitar la diversificación del suministro y reducir los costes de producción.

Actualidad Solunion