Desde mediados de 2022, y en un contexto de ajuste monetario sin precedentes, el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco de Inglaterra han protagonizado una escalada agresiva de los tipos de interés.
En apenas 14 meses, la zona euro ha presenciado diez incrementos consecutivos. Esto ha elevado el precio del dinero del 0% al 4,5%. Esta serie de subidas son similares a las protagonizadas por otros bancos centrales. Se iniciaron para combatir la inflación creciente, lo que ha resultado en un periodo de endurecimiento financiero global.
Reciente evolución de los tipos de interés
Los incrementos consecutivos en los tipos de interés, iniciados por el BCE en julio de 2022 fueron una réplica de las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos. Esta institución ya había comenzado a elevar los tipos en marzo del mismo año, lo que supuso el fin de una larga era de política monetaria ultra expansiva. Sin embargo, su impacto en la economía ha sido dispar.
Estados Unidos ha alcanzado los tipos más altos en 22 años. No obstante, también ha experimentado una fortaleza económica sorprendente, manteniendo altos niveles de crecimiento y empleo.
Por su parte, la Unión Europea apenas ha logrado contener la inflación, impulsada por el aumento de los precios de la energía. De hecho, la nueva política monetaria no logró evitar que Alemania entrara en recesión en 2023.
Lectura recomendada:
Previsiones para la inflación y los tipos de interés
Las previsiones del BCE, realizadas a finales de 2023, ofrecen un panorama más esperanzador respecto a la inflación.
Esta institución auguró una reducción gradual de la inflación anual al 2,7%, a lo largo de 2024, con la posibilidad de alcanzar el 2% en 2025, y el 1,9% en 2026.
Este escenario abre la discusión sobre el posible fin de las subidas de tipos de interés, que han marcado la política monetaria reciente en respuesta a la inflación disparada.
La estabilización de la inflación podría llevar a una pausa o incluso a una futura reducción de los tipos de interés, especialmente si la economía muestra signos de enfriamiento o si el crecimiento económico continúa viéndose amenazado. La expectativa de una política monetaria menos restrictiva ha generado optimismo en los mercados, con la esperanza de que el fin de las subidas de tipos impulse la inversión y el consumo.
Yannis Stournaras, gobernador del Banco Central de Grecia, se refirió a la reunión de los gobernadores de los bancos centrales de la zona euro, a finales del octubre del año pasado como «la más tranquila en mucho tiempo», y sugirió que la política monetaria podría haber llegado a un punto de inflexión.
Ya en diciembre, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), se mostró cautelosa afirmando que aún no habían discutido sobre una bajada de tipos.
Posible impacto en los mercados financieros
Por último, vale la pena señalar que la evolución de los tipos de interés ha tenido un impacto profundo en los mercados financieros, especialmente en el sector tecnológico.
Algunas corporaciones emblemáticas han experimentado una reevaluación de sus valoraciones ante un entorno de financiación más costoso, lo que ha llevado a una corrección a la baja de sus precios de mercado. Además, la perspectiva de un posible fin de las subidas de tipos de interés, o incluso una corrección a la baja, podría tener un efecto revitalizador en estos mercados. Para el sector tecnológico, una disminución en los tipos podría significar una reducción en el coste del capital.
Esto facilitaría la inversión y podría restaurar parte del optimismo en torno a las empresas de alto crecimiento, con la correspondiente recuperación de su cotización.
Además, el mercado de bonos y renta fija, que se mueve de forma inversa respecto a los tipos de interés, también podría beneficiarse de una política monetaria más relajada. La reducción en los tipos de interés haría que los bonos existentes, emitidos a tasas más altas, se volviesen más atractivos, y aumentasen su valor.
