Skip to content

Guía sobre contratos internacionales: tipos, riesgos y cómo proteger a tu empresa

Contratos internacionales. Solunion.

Índice de contenidos

El contrato internacional ya no es exclusivo de las grandes empresas. Cada vez más pymes, startups e incluso autónomos trabajan con clientes y proveedores en el extranjero. Esta apertura de mercados genera oportunidades de crecimiento, pero también introduce nuevos riesgos legales, financieros y comerciales que no se pueden dejar al azar.

1. ¿Qué es un contrato internacional y qué lo distingue?

Un contrato internacional es un acuerdo entre dos o más partes con sede en países diferentes que, por norma general, regula una transacción económica con ánimo de lucro. Su función es definir las prestaciones de cada parte, asegurar su cumplimiento y prever mecanismos para resolver disputas. Es, al mismo tiempo, un marco legal que previene conflictos y una herramienta práctica para reducir la incertidumbre en operaciones globales.

Para que exista un contrato internacional válido deben concurrir tres tipos de elementos:

  • Elementos personales: las partes deben tener capacidad legal para contratar o estar debidamente representadas según la legislación de su país.
  • Elementos formales: no existe obligación de que sea por escrito, pero sí debe poder probarse por cualquier medio; así que la forma escrita es la más recomendable.
  • Elementos reales: el objeto debe ser lícito, posible y determinado, normalmente bienes o servicios con valor económico.

1.1. Ley aplicable y jurisdicción

Una de las principales dificultades de los contratos internacionales es determinar qué ley rige el acuerdo y qué tribunales serán competentes en caso de disputa. Si no se especifica expresamente, se aplicarán normas como el Reglamento Roma I (en la Unión Europea) o los tratados internacionales, lo que puede derivar en procedimientos largos, costosos e imprevisibles. Por ello, definir con claridad estos aspectos es crítico para la seguridad de la operación.

2. Tipos de contratos internacionales más habituales

Las operaciones globales pueden adoptar distintas formas contractuales según el sector, el producto o el servicio. En este apartado, vamos a explicarte los tipos más habituales, junto a sus principales características.

2.1. Compraventa internacional de mercaderías

Es el contrato más común en el comercio exterior. Regula la entrega de bienes entre un exportador y un importador, fijando obligaciones, plazos y condiciones de pago. Está sujeto a la Convención de Viena de 1980, aceptada en más de 90 países, y suele incorporar los Incoterms de la Cámara de Comercio Internacional, que delimitan responsabilidades en transporte, aduanas y riesgos.

2.2. Prestación de servicios

Este contrato regula la relación entre un prestador y un cliente en servicios como ingeniería, tecnología, consultoría o formación. Define con claridad el alcance del servicio, plazos, remuneración y garantías de calidad.

2.3. Distribución internacional

El contrato de distribución internacional regula la relación entre un proveedor y un distribuidor en un mercado extranjero. El distribuidor adquiere los productos al proveedor y los revende en el territorio pactado, asumiendo el riesgo comercial de la operación. Este contrato suele incluir cláusulas de exclusividad territorial, condiciones de compra, precios y obligaciones de promoción. Es un modelo muy utilizado por empresas que buscan expandirse sin establecer una filial en el país de destino. En su lugar, delegan la venta y logística a un socio local.

2.4. Agencia internacional

El contrato de agencia internacional regula la actividad de un agente que actúa como intermediario independiente entre el proveedor y los clientes en un mercado extranjero. A diferencia del distribuidor, el agente no compra los productos, sino que promociona operaciones en nombre del proveedor. Su remuneración habitual es una comisión sobre las ventas realizadas.

La diferencia esencial con el contrato de distribución radica en la asunción de riesgos: mientras que el distribuidor compra y revende por su cuenta, el agente únicamente intermedia sin asumir obligaciones de compra. Este contrato es idóneo cuando el proveedor quiere mantener un mayor control sobre precios y clientes, pero necesita apoyo local para abrir mercado.

2.5. Franquicia internacional

Permite al franquiciado operar bajo la marca, el modelo de negocio y el conocimiento del franquiciador a cambio de regalías. Es habitual en restauración, retail y servicios, y requiere detallar derechos de uso, asistencia y control de calidad.

2.6. Licencia de propiedad intelectual

Concede al licenciatario el derecho a usar patentes, marcas, diseños o tecnologías en un territorio concreto. El contrato regula el alcance de la licencia, contraprestaciones económicas y limitaciones de uso, siendo clave para proteger la innovación y la reputación de la marca.

2.7. Joint venture y colaboraciones estratégicas

Son acuerdos de cooperación entre empresas de distintos países para ejecutar un proyecto común, compartiendo inversiones, riesgos y beneficios. Se utilizan en sectores como energía, infraestructuras o tecnología. Exigen definir con precisión la aportación de cada socio, la gobernanza y las reglas de salida.

3. Riesgos comunes en los contratos internacionales

Aunque los contratos internacionales ofrecen oportunidades de expansión, también conllevan riesgos adicionales frente a los acuerdos nacionales. Identificarlos a tiempo te permite establecer mecanismos de protección e incluso contratar las coberturas necesarias.

3.1. Riesgos legales: jurisdicción, interpretación y traducción

Si no se define qué ley y tribunal son competentes, pueden surgir disputas complejas y costosas. A esto se suman posibles malentendidos derivados de diferencias en terminología jurídica o de traducciones deficientes, que pueden cambiar el sentido de las cláusulas.

3.2. Riesgos políticos y riesgo país

Los cambios regulatorios, la inestabilidad política o las restricciones a la inversión extranjera pueden alterar la capacidad de cumplir un contrato. El riesgo país también incluye factores como la escasez de divisas o los desequilibrios en la balanza de pagos.

3.3. Riesgos financieros: tipo de cambio, inflación y costes imprevistos

Las fluctuaciones de divisas, la inflación o los aranceles inesperados pueden reducir los márgenes o encarecer la operación. El contrato debe prever moneda de pago, mecanismos de cobertura o cláusulas de ajuste.

3.4. Riesgos comerciales: incumplimiento, impago o insolvencia del comprador

El riesgo de que el comprador no cumpla con sus obligaciones es uno de los más frecuentes y dañinos en las operaciones comerciales. Este incumplimiento puede manifestarse en forma de impago, ya sea por insolvencia legal (concurso) o de hecho (falta de liquidez), pero también mediante otros incumplimientos contractuales que afecten al suministro o a la prestación acordada.

Para mitigar estos riesgos, las empresas pueden apoyarse en herramientas como las garantías bancarias, los créditos documentarios, el seguro de crédito o de caución, que ofrecen protección frente a distintas formas de incumplimiento.

3.4. Riesgos fiscales y aduaneros

Cada operación internacional está sujeta a impuestos, aranceles o normas de repatriación de beneficios que varían según el país. Un contrato que no contemple quién asume estos costes puede generar retrasos, sanciones o sobrecostes inesperados.

4. Cómo prevenir conflictos y minimizar costes

Un contrato internacional bien diseñado no elimina los riesgos, pero sí reduce su probabilidad y limita sus consecuencias. Estas son algunas de las medidas más eficaces.

4.1. Redacción clara y detallada de cláusulas clave

La ambigüedad es uno de los principales detonantes de conflictos. Es recomendable definir con precisión los derechos y obligaciones de cada parte, evitando expresiones vagas que den lugar a distintas interpretaciones.

4.2. Definir pagos, plazos, garantías y penalizaciones

El contrato debe concretar: moneda de pago, método de transferencia, plazos, así como penalizaciones en caso de retraso o incumplimiento. Estas previsiones generan certidumbre y reducen la exposición a disputas.

4.3. Cláusulas de resolución de conflictos: arbitraje, mediación o litigio

Incluir de antemano el mecanismo de resolución de controversias ahorra tiempo y costes. El arbitraje internacional (por ejemplo, en la Cámara de Comercio Internacional) es uno de los métodos más utilizados por su rapidez y neutralidad, aunque también pueden contemplarse la mediación o los tribunales nacionales.

4.4. Protección de propiedad intelectual y confidencialidad

Cuando se comparten tecnologías, marcas o conocimiento, conviene establecer cláusulas que garanticen la titularidad de los derechos y la obligación de confidencialidad. Esto protege frente a posibles usos indebidos en mercados extranjeros.

4.5. Firma digital y validez internacional

Cada vez más contratos se formalizan de manera electrónica. Es clave asegurarse de que la firma utilizada cumple con los estándares internacionales, como la firma electrónica cualificada del Reglamento eIDAS en la Unión Europea, para que tenga plena validez jurídica en distintos países.

5. Mejores prácticas para la gestión del riesgo

Además de la redacción, la gestión preventiva del riesgo es decisiva para que un contrato internacional cumpla su función de protección.

5.1. Uso de modelos contractuales adaptados, no genéricos

Las plantillas estándar rara vez se ajustan a la realidad de cada operación. Es mejor trabajar con modelos adaptados al tipo de transacción, al sector y a la legislación aplicable en cada país.

5.2. Gestión del riesgo de divisa y coberturas financieras

El riesgo cambiario puede erosionar márgenes de forma imprevista. El uso de coberturas como los seguros de cambio o las opciones sobre divisas, ofrecidas por las entidades financieras, te permite controlar la exposición a la volatilidad de los tipos de cambio.

5.3. Importancia de contar con asesoría legal especializada

La complejidad de los contratos internacionales exige la revisión de abogados con experiencia en comercio exterior. Una asesoría especializada no solo reduce la probabilidad de litigios, también asegura que el contrato esté alineado con los intereses estratégicos de tu empresa.

6. Cómo proteger tu negocio ante el riesgo de impago en contratos internacionales

Incluso con un contrato sólido, el riesgo de impago sigue siendo uno de los mayores desafíos para las empresas que operan en mercados internacionales. La prevención y la cobertura adecuada son claves para evitar pérdidas financieras. La insolvencia de un comprador extranjero puede comprometer toda la operación e incluso afectar al flujo de caja de tu empresa. A diferencia de otros riesgos, el impago impacta directamente en la tesorería y la continuidad de tu negocio.

6.1. El papel del seguro de crédito como complemento del contrato

Un contrato internacional reduce la incertidumbre legal, pero no garantiza el cobro. Un seguro de crédito, como el de Solunion, actúa como una segunda línea de defensa. Cubre gran parte del importe de la factura en caso de impago y ofrece servicios de recobro especializados en distintos países, lo que facilita recuperar deudas de manera más rápida y eficaz.

6.2. Servicios de análisis de riesgo y evaluación de la solvencia

Antes de cerrar un acuerdo internacional, es fundamental saber con quién estás negociando. Los servicios de análisis de riesgo de Solunion permiten evaluar la solvencia de clientes y prospectos internacionales. Esto te ayuda a negociar condiciones de pago más seguras, y seleccionar los socios comerciales más fiables.

Además, ten en cuenta que el riesgo no termina tras la firma. La monitorización continua de la cartera de clientes que ofrece Solunion te permite anticipar señales de alerta y reaccionar antes de que se produzca un impago. Esto aporta tranquilidad y mejora la capacidad de planificación financiera.

6.3. El seguro de caución como garantía de cumplimiento en contratos internacionales

Además del riesgo de impago, en los contratos internacionales pueden surgir otros incumplimientos por parte del comprador o del vendedor, como retrasos en la entrega, incumplimiento de especificaciones o falta de ejecución de las obligaciones pactadas.

En estos casos, el seguro de caución actúa como una garantía de cumplimiento. De esta forma, complementa al seguro de crédito, ofreciendo una protección integral tanto frente al impago como ante otros riesgos derivados del incumplimiento contractual.

Actualidad Solunion

×