El sector de cereales en España atraviesa un momento de crecimiento sostenido. La producción nacional ha superado los niveles medios de la última década y las previsiones a largo plazo son optimistas. La demanda interna crece impulsada por nuevos hábitos de consumo, mientras que el comercio exterior se dinamiza con destinos cada vez más diversificados. Al mismo tiempo, el sector avanza en eficiencia, trazabilidad y adaptación tecnológica.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la campaña 2023-2024 cerró con 19,8 millones de toneladas. Para 2025, las estimaciones oscilan entre los 21,6 y 25,2 millones de toneladas, según fuentes como ACCOE y el Informe Sectorial de Cereales de Agrifood Comunicación y Agrobank.
En particular, el mercado español de cereales listos para el consumo prevé una tasa de crecimiento anual (CAGR) del 2,8% hasta 2034, según datos recogidos en el último informe de mercado de Expert Market Research.
Radiografía de la cosecha 2025: récord de rendimiento y salto productivo
La campaña de 2025 marca un punto de inflexión. A pesar de la ligera reducción de la superficie cultivada, los rendimientos medios han crecido de forma notable, gracias a unas condiciones climáticas más favorables y al uso de tecnologías agrícolas.
La superficie cerealista nacional se sitúa en 5,1 millones de hectáreas, con un rendimiento medio de 4,23 toneladas por hectárea, según ACCOE. Esto supone un aumento del 17,7% respecto a 2024 y del 143% respecto a 2023, año afectado por la sequía.
Trigo blando, cebada y maíz: pilares de la producción del sector de cereales
Estos tres cultivos concentran la mayor parte de la producción cerealista española:
- Trigo blando: con 7,8 millones de toneladas y un rendimiento medio de 4,5 t/ha, crece un 16,5% respecto a 2024.
- Cebada: mantiene su liderazgo con cerca de 9,9 millones de toneladas, lo que representa el 40 % del total nacional.
- Maíz: aunque no se detalla en los últimos informes, mantiene una presencia relevante como cereal básico para pienso y exportación.
Castilla y León es la región más productiva, con más de 9 millones de toneladas entre trigo y cebada, seguida de Castilla-La Mancha y Aragón.
El auge de la avena, el centeno y el triticale
Los cereales considerados tradicionalmente secundarios han ganado protagonismo, gracias a la demanda de productos más saludables y a su papel en rotaciones sostenibles.
- Avena: alcanza los 1,6 millones de toneladas (+79%), con rendimientos que casi se duplican respecto a la campaña anterior.
- Centeno: crece un 51,9%, hasta las 331.500 toneladas, destacando Castilla-La Mancha como principal zona productora.
- Triticale: mejora un 32,6% su producción, con casi un millón de toneladas en 2025 y una superficie en expansión.
Este crecimiento responde a cambios tanto en el consumo humano como en la alimentación animal, y al interés por cultivos más resistentes y adaptables.
El trigo duro: Una excepción a la tendencia al alza
A contracorriente del resto del sector, el trigo duro muestra una caída del 5% en su producción, hasta situarse en 928.000 toneladas.
La causa principal es la reducción de superficie sembrada (–50.000 ha), motivada por la baja rentabilidad y la competencia con cultivos leñosos más lucrativos, especialmente en Andalucía, que sigue concentrando buena parte de la producción. Este retroceso plantea retos específicos para los operadores especializados en pastas, sémolas y harinas de alta gama.
Dinamismo comercial: exportaciones en alza y mercado interno más ágil
A nivel interno, las operaciones entre productores, almacenistas e industrias son más fluidas, gracias a mejoras logísticas y acuerdos más estables.
En paralelo, las exportaciones han crecido con fuerza hasta situar a España como un actor relevante en el mercado internacional. El incremento de la producción y la calidad de los granos han favorecido esta evolución positiva.
Principales destinos de exportación y cifras por país
Según datos de Expert Market Research, en 2022 España exportó cereales por valor de 643 millones de dólares, una cifra que ha seguido creciendo en los últimos años. Los principales destinos de las exportaciones son:
- Portugal: 120 millones de dólares.
- Túnez: 89,1 millones de dólares.
- Francia: 77,7 millones de dólares.
También destacan los países del norte de África y otros socios comunitarios, especialmente para cebada, maíz y trigo blando. El crecimiento de la producción nacional permite atender esta demanda externa sin descuidar el mercado interno.
Compradores más exigentes: trazabilidad, calidad y plazos
La compraventa de cereales en España ya no gira solo en torno al precio. El comprador actual valora cada vez más la calidad del grano, la trazabilidad certificada, la seguridad en los pagos y el cumplimiento riguroso de los plazos de entrega. Muchas cooperativas han reforzado sus servicios incorporando:
- Controles de calidad en origen.
- Certificaciones sanitarias y de humedad.
- Asistencia técnica y postventa.
Este nuevo estándar comercial fortalece la reputación del cereal español en los mercados internacionales y contribuye a la profesionalización del sector.
Nuevos hábitos de consumo y oportunidades para la transformación
La tendencia hacia una alimentación más saludable ha reconfigurado la demanda del sector de cereales en España. Los consumidores buscan productos integrales, con menor procesamiento y mayor valor nutricional. Esta evolución abre la puerta a nuevas líneas de producto y a un mayor protagonismo del cereal en el canal retail.
La industria ha respondido con nuevas líneas adaptadas a la demanda de granos enteros, harinas menos refinadas y productos funcionales. Cada vez más fabricantes apuestan por materias primas nacionales, con trazabilidad y certificaciones que refuercen el posicionamiento saludable.
También se están adaptando los procesos productivos, con tecnologías que conservan mejor los nutrientes.
Segmentación y diversificación en el canal retail
Los supermercados y plataformas online han ampliado su oferta de cereales, con gamas específicas por tipo de dieta (sin gluten, bajo en azúcares, vegano, ecológico). Esta diversificación permite a los pequeños y medianos productores acceder a nichos de mercado con propuestas de valor diferenciadas.
Cereales listos para comer: salud, conveniencia y nuevos sabores
El estilo de vida urbano y la falta de tiempo han impulsado el crecimiento de los cereales listos para consumir. Las marcas líderes incorporan sabores exóticos, ingredientes vegetales e incluso suscripciones mensuales.
Tecnología, sostenibilidad y eficiencia en el sector de cereales
El mercado cerealista se está transformando también desde dentro, mediante la adopción de tecnologías que mejoran la eficiencia, reducen el impacto ambiental y permiten adaptarse al cambio climático. Estas herramientas están redefiniendo el modelo de producción tradicional:
- Nuevas tecnologías como monitorización satelital, sensores de humedad en suelo y sistemas automatizados de riego y fertilización, que permiten optimizar los recursos, anticiparse a plagas y mejorar los rendimientos, especialmente en cultivos extensivos como el cereal.
- Las políticas públicas también están empujando hacia una producción más sostenible. La rotación de cultivos, el uso racional del agua y la digitalización de las explotaciones son prácticas promovidas a través de los fondos de la Política Agraria Común (PAC), con incentivos económicos y técnicos para quienes adoptan estas medidas.
- El envasado de cereales también está evolucionando. Cada vez se utilizan más materiales compostables o biodegradables, como bioplásticos, que reducen las emisiones y mejoran la conservación del producto. Para muchas marcas, estos envases sostenibles ya no son una opción estética, sino un factor de diferenciación y compromiso ambiental que influye directamente en la decisión de compra.
Desafíos persistentes en el sector de cereales
Por último, y a pesar del crecimiento del sector, no podemos olvidar que el mercado de cereales en España sigue afrontando retos estructurales que condicionan su desarrollo a medio y largo plazo:
- Relevo generacional en riesgo. El envejecimiento de los productores y la escasa incorporación de jóvenes amenazan la continuidad de muchas explotaciones. Aunque surgen nuevos perfiles emprendedores, es clave facilitar el acceso a tierra, formación y financiación.
- Volatilidad climática y rendimientos desiguales. Los buenos datos de 2025 responden a lluvias bien distribuidas, pero la inestabilidad climática sigue generando incertidumbre. Las diferencias entre cultivos de regadío y secano evidencian la necesidad de adoptar prácticas más resilientes.
- Déficit estructural y dependencia exterior. España no es autosuficiente en cereales, especialmente para uso ganadero. La fuerte dependencia de importaciones de maíz y soja —principalmente de América del Sur y Estados Unidos— obliga a reforzar la autosuficiencia, el almacenamiento y la planificación.