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España: motor de la investigación pública en Europa

Investigación pública. Solunion.

Los organismos públicos de investigación (OPI) son uno de los pilares del ecosistema europeo de innovación. Su papel resulta determinante para generar conocimiento, protegerlo mediante patentes y transferirlo hacia tecnologías que puedan aplicarse en la economía real. En este contexto, España ha protagonizado un avance excepcional.

España, líder europeo en crecimiento de patentes públicas

Entre 2001 y 2020, las solicitudes de patente europea procedentes de organismos públicos españoles crecieron un 365%, según un estudio de la Oficina Europea de Patentes (OEP) y el instituto Fraunhofer ISI.

Se trata del mayor incremento registrado por cualquier país europeo en ese periodo. El crecimiento se observa tanto en la cifra total como en el ritmo anual: España pasó de 57 solicitudes de patentes públicas en 2001 a 265 en 2020. Además, en el conjunto de las dos décadas, los OPI españoles presentaron 2.994 solicitudes de patente europea.

Esta última cifra sitúa a España como el quinto país europeo más activo, superado solo por Francia, Alemania, Países Bajos y Bélgica.

Fortalezas del ecosistema español de investigación pública

El crecimiento de España no responde a un fenómeno aislado, sino a la contribución de múltiples instituciones públicas, con un alto nivel de actividad investigadora y capacidad de transferencia.

En primer lugar, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es el principal actor español y uno de los líderes europeos. Con 1.069 solicitudes entre 2001 y 2020, se sitúa como el noveno organismo público de investigación más activo de Europa. No obstante, otros centros españoles también destacan por su contribución.

La Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) acumuló 266 solicitudes. Asimismo, el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) registró 182. Su actividad refuerza el peso de la investigación aplicada en áreas estratégicas como biotecnología y salud.

Finalmente, los hospitales españoles también muestran una actividad notable. En el mismo periodo de 2001 y 2020 presentaron 726 solicitudes de patente europea, lo que sitúa a España como el séptimo país europeo en innovación hospitalaria. Su aportación se concentra en biotecnología, productos farmacéuticos, tecnologías médicas y diagnóstico clínico.

Investigación pública: comparativa con Europa

España lidera el ritmo de crecimiento en patentes públicas, aunque todavía mantiene distancia respecto a los grandes polos europeos en volumen absoluto.

Tal y como hemos mencionado al comienzo, España ha registrado el mayor incremento porcentual en solicitudes de patentes públicas durante las dos primeras décadas del siglo (+365%). Le siguen Bélgica (+172%), Francia (+137%), Países Bajos (+94%) y Alemania (+45%).

Sin embargo, en cifras totales de solicitudes, Francia (25.352) y Alemania (18.276) continúan muy por delante, mientras que Países Bajos (3.803) y Bélgica (3.084) se mantienen ligeramente por encima de España (2.994).

Estos datos revelan que España avanza rápido, pero partiendo de una base menor. Por lo tanto, debe escalar su capacidad innovadora hasta niveles comparables a las grandes economías europeas.

El 11,9% de las patentes públicas europeas provienen de España

A pesar de las diferencias señaladas, los datos de la OEP muestran que España concentra el 11,9% de todas las patentes europeas procedentes de organismos públicos. En Europa, solo Francia presenta una cuota mayor (13,9%), mientras que países como Bélgica (9,5 %) quedan por detrás.

Innovación colaborativa: el motor oculto del crecimiento

El estudio de la OEP y Fraunhofer ISI señala que gran parte del impulso innovador español proviene de la colaboración entre instituciones. De hecho, el 54,8% de las patentes solicitadas directamente por organismos públicos de investigación españoles incluyen varios solicitantes.

Concretamente, del total de solicitudes vinculadas a OPI, el 17% corresponde a colaboraciones exclusivamente europeas y el 7,8% incluye socios internacionales de fuera del continente.

España, en particular, cuenta con 97 startups creadas a partir de patentes o resultados de investigación de universidades, hospitales y organismos públicos. Además, los OPI españoles están asociados a 37 startups en otros países europeos.

Sectores estratégicos donde España destaca en investigación pública

El perfil tecnológico de las patentes de los OPI españoles muestra una concentración clara en áreas de investigación aplicada con alto potencial económico e industrial:

  • Biotecnología y productos farmacéuticos.
  • Semiconductores y tecnología informática.
  • Tecnologías de medición y otros ámbitos de investigación aplicada.

España en la nueva economía del conocimiento

El avance de la innovación pública sitúa a España en una posición estratégica dentro del nuevo modelo económico europeo:

  • Adopción del sistema de Patente Unitaria. Según la OEP, la tasa de adopción española del sistema de Patente Unitaria alcanza el 75%, frente a una media europea del 41%. Este dato refleja una mayor agilidad en la protección de resultados científicos y una apuesta por mecanismos que facilitan su explotación en múltiples mercados.
  • Mayor capacidad de comercialización. Los organismos públicos europeos, incluido el sistema español, han reforzado su capacidad para gestionar y comercializar su propiedad intelectual. Mientras las universidades europeas solo han alcanzado recientemente la paridad entre patentes directas e indirectas, los OPI generan casi siete patentes directas por cada indirecta. Esto indica estructuras más sólidas de transferencia tecnológica y una mayor capacidad para capturar valor económico.
  • El papel de las startups europeas vinculadas a investigación pública y el Deep Tech Finder. La investigación pública europea impulsa aproximadamente 2.800 startups Deep Tech vinculadas a universidades, hospitales y centros de investigación. La OEP ha ampliado su herramienta Deep Tech Finder para ayudar a conectar a estas empresas con inversores y facilitar su acceso al mercado. España participa activamente en este ecosistema con 97 startups vinculadas a instituciones nacionales y 37 asociadas a centros europeos.

Riesgos y desafíos que España debe afrontar para mantener el liderazgo

Por último, no podemos ignorar los retos que tanto España como el conjunto de Europa deben superar para mantenerse en la vanguardia de la innovación pública.

El déficit español en I+D empresarial

Según datos del INE, el gasto interno en I+D en España equivale al 1,49% del PIB, muy por debajo del objetivo nacional fijado para 2027 (2,12 %). Este déficit refleja la debilidad estructural del sector privado español en inversión tecnológica, lo que reduce la capacidad para absorber y escalar los avances generados en la investigación pública.

Competencia creciente por talento científico y técnico

El avance en biotecnología, semiconductores o informática intensifica la necesidad de perfiles altamente especializados.
La competencia internacional por este talento dificulta que España retenga y atraiga a los profesionales que permiten convertir invenciones en productos, servicios y empresas competitivas.

Mucho conocimiento, poco impacto

El estudio de la OEP subraya lo que denomina como “paradoja de la innovación”. Europa genera un volumen muy elevado de conocimiento científico, pero una menor proporción de innovaciones llega al mercado. El hecho de solicitar una patente no garantiza que se transforme en productos, servicios o procesos comercializables. Este desfase limita la competitividad tecnológica del continente y obliga a reforzar los mecanismos de transferencia tecnológica.

En conclusión, el reto va más allá de registrar nuevas patentes. España debe cerrar la brecha entre ciencia y mercado, reforzar la inversión empresarial en I+D, atraer talento y consolidar estructuras de transferencia tecnológica sólidas.

Actualidad Solunion

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