Marruecos se ha convertido en un potencial socio estratégico en auge. Su combinación de reformas estructurales, estabilidad política relativa y una gestión económica orientada al exterior le ha permitido posicionarse como uno de los destinos más atractivos para la inversión extranjera en el norte de África.
Papel geoestratégico entre Europa, África y Estados Unidos
Marruecos es un puente natural entre Europa y África. Su cercanía geográfica con España, los distintos acuerdos de libre comercio y su buena sintonía con Estados Unidos refuerzan ese papel geopolítico.
La relación con el gigante norteamericano se ha intensificado en los últimos años. Prueba de ello son las maniobras militares conjuntas African Lion o el reconocimiento por parte de la nueva Administración de las aspiraciones marroquíes sobre el Sáhara Occidental.
También ha reforzado lazos con Israel, China y Japón. Todo ello consolida una política exterior pragmática y diversificad
Cifras clave: crecimiento sostenido de la inversión en Marruecos
Según el Ministerio de Inversión marroquí y la Oficina de Cambios, el país ha registrado un crecimiento constante de la inversión extranjera directa (IED) durante los últimos tres años. En 2024, los ingresos por IED superaron los 39.000 millones de dirhams (aproximadamente 3.600 millones de euros), con un crecimiento del 30% respecto a 2023.
A cierre del primer trimestre de 2025, Marruecos ya había captado 992 millones de dólares en flujos netos de inversión extranjera, un 63,6% más que en el mismo periodo del año anterior. 2024 fue calificado como “el segundo mejor año en la historia del país” en atracción de inversión extranjera, y todo indica que 2025 podría superarlo.
Ventajas operativas para empresas extranjeras
Marruecos ofrece un entorno operativo cada vez más competitivo para empresas internacionales. Además, aunque existen desafíos internos (como el conflicto en el Sáhara Occidental, la corrupción administrativa o el bajo nivel salarial) Marruecos ha logrado mantenerse al margen de desestabilizaciones mayores, como las provocadas por la Primavera Árabe.
Incentivos fiscales, repatriación de beneficios y tratados internacionales
Desde la aprobación de la “Carta de Inversión” de 2022, el país ha mejorado notablemente su marco regulatorio. Las empresas extranjeras pueden repatriar libremente sus beneficios y operar sin necesidad de contar con un socio local. Además, se ofrecen subsidios de hasta el 30% del coste total de inversión en función del sector, la localización y el tipo de proyecto.
El dirham es una moneda estable, con una cotización de aproximadamente 11 unidades por euro desde hace más de 25 años, lo que reduce la exposición al riesgo cambiario. Marruecos también tiene firmados más de 50 tratados de doble imposición, lo que simplifica la planificación fiscal de proyectos internacionales.
Costes laborales competitivos y baja inflación
El país mantiene costes laborales muy inferiores a los de Europa. En promedio, representan un 20% de los salarios españoles, lo que lo convierte en una opción atractiva para procesos industriales y de servicios que requieren intensidad de mano de obra.
A ello se suma un control notable de la inflación. Desde 2009, Marruecos ha mantenido una inflación media anual en torno al 2%, lo que refuerza su estabilidad económica a largo plazo.
Infraestructuras modernas y en expansión
El país ha realizado importantes inversiones en infraestructuras de transporte, energía y telecomunicaciones. La red de alta velocidad ferroviaria ya conecta Tánger, Casablanca y Rabat, con planes para ampliarla hasta Marrakech y Agadir.
En logística, el puerto de Tánger Med es uno de los más importantes del Mediterráneo y sirve de puerta de entrada para el comercio entre Europa, África y América.
En energía, Marruecos avanza en proyectos de interconexión y generación renovable que refuerzan su autonomía y fiabilidad como plataforma industrial.
Inversión en Marruecos: sectores estratégicos con mayor potencial
Los sectores que actualmente concentran la inversión en Marruecos no solo destacan por su rentabilidad, sino también por su capacidad de crecimiento y encaje con las prioridades globales en digitalización, sostenibilidad y relocalización industrial.
Automoción, aeronáutica y electrónica
La industria del automóvil es el principal motor exportador del país. Renault y Stellantis lideran un ecosistema que integra más de 250 empresas internacionales. Marruecos se ha consolidado como proveedor clave del mercado europeo, con ventajas logísticas y de costes.
El sector aeronáutico también ha crecido con fuerza, especialmente en la zona de Casablanca, que cuenta con clústeres industriales y centros de formación técnica especializados.
En electrónica, la producción de componentes y sistemas se ha reforzado gracias a inversiones asiáticas y europeas.
Agroindustria, farmacéutica y energías renovables
La agroindustria representa una parte relevante del PIB marroquí y concentra buena parte del empleo rural. Es un sector con alto potencial de modernización, exportación y colaboración tecnológica con socios europeos.
Por otro lado, la industria farmacéutica está en plena expansión. Marruecos abastece el 80% de sus necesidades sanitarias con producción local y algunas de sus empresas ya han comenzado a invertir en España, lo que refleja su madurez y proyección internacional.
En energías renovables, Marruecos es líder en el continente africano. Más del 40% de su electricidad proviene de fuentes limpias, con proyectos emblemáticos en energía solar y eólica. La apuesta por el hidrógeno verde y los acuerdos con países europeos refuerzan aún más su papel estratégico en la transición energética.
Lectura recomendada:
Turismo de alto nivel y tecnologías digitales
Marruecos ha desarrollado una oferta turística moderna, especialmente en destinos como Marrakech, Casablanca o Fez.
Las grandes cadenas hoteleras españolas ya operan en el país. Este sector actúa como puerta de entrada a otros ámbitos de inversión, como el inmobiliario, los servicios médicos y la formación.
En el ámbito digital, Marruecos aspira a convertirse en un hub de datos y servicios tecnológicos para Europa y África. El país ya alberga centros de datos y proyectos de subcontratación, apoyado por un entorno empresarial cada vez más conectado y competitivo.
Recursos naturales y minería
Marruecos no solo destaca por su atractivo industrial y logístico. Sus recursos naturales, especialmente en el ámbito minero, refuerzan su posición como destino estratégico para inversiones vinculadas a la transición energética y la cadena de valor de materias primas críticas. Según el informe de 2024 del Fraser Institute, Marruecos ha escalado hasta el puesto 18 entre 82 jurisdicciones evaluadas por su atractivo para la inversión minera.
En el contexto africano, Marruecos supera a países como Sudáfrica, Ghana o la República Democrática del Congo. A nivel global, aún no alcanza el nivel de regiones líderes como Nevada o Finlandia, pero su inclusión en el top 20 consolida su papel creciente en este sector.
Fosfatos, cobalto, zinc y su papel en la transición energética
El subsuelo marroquí alberga una de las mayores reservas mundiales de fosfatos, esenciales para la producción de fertilizantes y baterías. A esto se suman minerales estratégicos como el cobalto, el plomo y el zinc, clave en tecnologías limpias, almacenamiento energético y movilidad eléctrica.
Este potencial convierte a Marruecos en un socio prioritario para la Unión Europea y otros mercados que buscan diversificar sus fuentes de suministro de materias primas críticas.
Riesgos y desafíos de la inversión en Marruecos
Por último, conviene tener presentes los principales factores de riesgo de la inversión en Marruecos que pueden afectar la implantación y sostenibilidad de proyectos a medio y largo plazo.
Burocracia, corrupción y opacidad institucional
A pesar de las reformas estructurales y los avances legislativos, persisten obstáculos administrativos. La lentitud en los trámites, especialmente en sectores regulados como el sanitario, puede retrasar autorizaciones durante meses, e incluso años.
La falta de transparencia en determinados procesos y el poder económico concentrado en torno a la monarquía y grandes grupos empresariales restan visibilidad al entorno institucional.
Tensiones regionales y desequilibrios estructurales
El conflicto del Sáhara Occidental y la rivalidad con Argelia introducen un componente de inestabilidad geopolítica. Aunque la situación es relativamente estable, cualquier cambio en el equilibrio regional podría tener efectos económicos o reputacionales para las empresas extranjeras.
Además, el modelo económico sigue mostrando desequilibrios estructurales. Una parte significativa de la población activa trabaja en sectores de bajo valor añadido como la agricultura.
Por otro lado, el desempleo juvenil y la pobreza siguen siendo desafíos persistentes. Estos factores limitan el consumo interno y pueden generar tensiones sociales si no se acompañan de un desarrollo más inclusivo.
En conclusión, Marruecos ofrece un entorno en evolución, con sectores estratégicos en crecimiento, ventajas operativas claras y una política activa de captación de inversión extranjera. Pero también exige conocimiento local, una mirada realista y una estrategia paciente.